La diabetes gestacional, sus precauciones y cuidados
La diabetes es un trastorno caracterizado por la presencia de altos niveles de azúcar en la sangre, debido a que el organismo no produce suficiente insulina o no la utiliza de la manera correcta. En pocas palabras, la insulina es una hormona segregada por el páncreas y que ayuda al organismo a convertir el azúcar de la sangre en energía o almacenarla como grasa.
En este sentido, cuando existen altos niveles de azúcar en la sangre, muchos órganos pueden verse afectados: los vasos sanguíneos, los nervios, los ojos y los riñones. Por esa razón los diabéticos necesitan inyectarse insulina diariamente para evitar estas complicaciones.
Aproximadamente una de cada 100 mujeres en edad fértil posee diabetes antes del embarazo (diabetes preexistente), mientras que cuatro por ciento la desarrolla durante la gestación. Es importante destacar que pueden estar seguras de que tendrán un bebé sano ya que, si bien la diabetes conlleva algunos riesgos durante el embarazo, los avances en la atención médica hacen posible reducirlos considerablemente.
Según explicó el doctor Rhadamés Figueroa, director médico de Laboratorios Merck en Venezuela, la diabetes que ocurre durante el embarazo en una mujer no conocida como diabética previamente, es lo que conocemos como Diabetes Gestacional o Diabetes inducida por el embarazo“.
Al mismo tiempo, el doctor Figueroa comentó que una mujer que posea diabetes “debe comenzar a programar su embarazo idealmente entre 4 a 6 meses antes, o al menos con un mínimo de tiempo de euglicemia de 2 a 3 meses. La programación, es decir la planificación del momento óptimo para suspender las medidas anticonceptivas, estará dada cuando las condiciones sean las más adecuadas. Esto se hace en conjunto con la pareja y un equipo multidisciplinario integrado por el obstetra, endocrinólogo o diabetólogo y nutricionista. Fundamentalmente en el caso de la paciente diabética tipo 1, la cual puede o no tener comprometidos otros órganos o sistemas, debe realizarse una extensa y detallada evaluación clínica y paraclínica, así como lograr un estricto control de la glicemia mediante la dieta y la terapia con insulina“.
En este sentido, la no programación del embarazo – con la posibilidad de un descontrol metabólico y el consiguiente estado de hiperglicemia en el momento de la concepción -, se asocia con un aumento de las malformaciones fetales. El correcto control metabólico logra que la población diabética tenga igual incidencia de malformaciones fetales que la población embarazada sana.
“Por otro lado, existen cambios en el manejo de la diabetes una vez que la paciente se embaraza, que son importantes tener en cuenta mediante el control prenatal y metabólico. En forma genérica podemos decir que hay una tendencia a menor requerimiento de insulina en la primera mitad del embarazo y un incremento de los requerimientos en la segunda mitad de la gestación. Es así que la paciente puede presentar hipoglicemias de no existir un ajuste de la insulina y dieta en la primera mitad del embarazo, siendo una posible causa de aborto“, dijo el director médico de Merck.
Las mujeres con diabetes preexistente deben someterse a cuidados especiales, a fin de reducir los riesgos para el bebé, entre ellos: defectos congénitos, aborto espontáneo, nacimiento prematuro, macrosomía (bebés excesivamente grandes), nacimiento sin vida, complicaciones respiratorias, baja concentración de azúcar en la sangre e ictericia, obesidad y diabetes. Ahora bien, las féminas con diabetes gestacional tienen más probabilidades de tener un bebé con un defecto congénito aunque, por lo general, el riesgo es menor que en las mujeres con diabetes preexistente. Un control adecuado del embarazo permitiría determinar la presencia de diabetes y, por supuesto, la adopción de medidas de precaución para garantizar la salud del bebé.
La aparición de diabetes gestacional está determinada por las hormonas del embarazo u otros factores que interfieren con la capacidad del organismo de utilizar su propia insulina. Por lo general, las mujeres afectadas no presentan síntomas. Esta forma de diabetes suele desarrollarse durante la segunda mitad del embarazo y desaparece después del parto. En este sentido, deben cuidarse las mujeres que hayan presentado diabetes en un embarazo anterior, las mayores de 30 años, las que aumenten mucho de peso y las que tengan historia familiar con diabetes.
Por tal razón es recomendable que a las mujeres se les realice una prueba de detección precoz de la diabetes gestacional entre las semanas 24 y 28 del embarazo. A menudo, a las mujeres que se consideran de alto riesgo (incluidas aquellas que han tenido diabetes gestacional en un embarazo anterior) se les realiza la prueba de detección precoz durante una consulta al comienzo del embarazo y, si los resultados son normales, se les vuelve a realizar una prueba entre las 24 y las 28 semanas. Si este test indica que la mujer tiene concentraciones elevadas de glucosa en la sangre, deberá someterse a una prueba similar pero de mayor duración conocida como prueba de tolerancia a la glucosa. Una vez diagnosticada la diabetes gestacional, las féminas pueden controlar la concentración de azúcar en su sangre mediante una dieta adecuada y ejercicio.
Al respecto, el doctor Rhadamés Figueroa comentó que es importante que las mujeres en estado de gestación tengan en cuenta todos “los riesgos implicitos, la importancia de la dieta, el cumplimiento del tratamiento y el adecuado control prenatal. Esto será la garantía para culminar felizmente la gestación y la reducción de complicaciones obstétricas perinatales y postnatales”.
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