Sugerencias para almacenar y conservar alimentos en nuestra casa
Desde el preciso instante que efectuamos la compra de alimentos en cualquier establecimiento, nuestra condición personal sufre un ligero pero importante cambio. Sin darnos cuenta, pasamos a ser algo así como manipuladores de alimentos, por lo que las precauciones, sin llegar al extremo de ser obsesivas, deben incrementarse. En especial cuando llegamos a casa y nos disponemos a guardar la compra en el frigorífico o en el congelador.
Sin darnos cuenta, en ese simple y necesario acto podemos introducir microorganismos a través de nuestras manos si están contaminadas. Unas simples medidas de higiene personal, como lavarse las manos con abundante agua tibia y jabón, basta para eliminar los microorganismos que puedan estar en la piel. Tras atender nuestra higiene, hay que cuidar las condiciones de frío:
•Los alimentos refrigerados envasados deben introducirse rápidamente en el frigorífico para que recuperen lo más rápidamente posible la temperatura adecuada de conservación. De igual manera hay que proceder con los alimentos congelados.
•En los productos congelados tenemos que asegurarnos que el alimento está por debajo de -18ºC. Esta es la temperatura aceptada internacionalmente como la adecuada para impedir la proliferación de cualquier microorganismo. Claro está que la temperatura se modificará durante el transporte del alimento desde donde ha sido adquirido hasta casa. En este trayecto hay que evitar que el alimento se descongele o, lo que es lo mismo, que el agua siga manteniéndose en estado sólido.
En cuanto a los alimentos que no requieren refrigeración, la mayor parte de ellos están envasados, por lo que pueden ser colocados en el lugar deseado de la despensa, al final de todo el proceso de colocación de la compra y vigilando de forma muy especial la calidad y continuidad del envase.
•Los envases son los sistemas que ha ideado la industria alimentaria para evitar que los alimentos se contaminen y que éstos queden aislados del medio ambiente. Si están diseñados y fabricados adecuadamente, gracias a ellos los productos son estables durante más tiempo, manteniendo incluso sus características de calidad. Pero si el envase está dañado no puede garantizarse ni la calidad ni la seguridad del contenido.
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