Cuidar los órganos blanco es prioridad cuando se tiene la presión alta

Desde el momento en que un paciente es diagnosticado con hipertensión arterial (HTA), debe tomar una serie de medidas para mantener los valores médicos en un rango saludable. También, necesita conocer bien los efectos severos que puede causar esta enfermedad para tratarlos a tiempo. Este padecimiento incrementa el riesgo de sufrir eventos cardíacos y cerebrovasculares que pueden ocasionar la muerte o discapacidad, con lo que la prioridad está en monitorear de forma constante la presión arterial.


Sin embargo, no se deben descuidar aquellos órganos del cuerpo que pueden sufrir efectos  peligrosos si no se protegen de las elevaciones de la tensión arterial. Imagine esos órganos como un aparato eléctrico conectado a un tomacorriente; si se produce un alza súbita de la electricidad, y no es atendida a tiempo (o el artefacto no está protegido de forma adecuada), este puede dañarse de forma irreparable.

Afortunadamente, según el cardiólogo y Presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología,  Daniel La Greca,  todas las lesiones de la hipertensión son totalmente prevenibles. “Si se comienza a tratar al paciente hipertenso lo más pronto posible con medicamentos como el olmersartán, se puede lograr un control de la presión arterial y una protección de los órganos blanco, que en este caso son el cerebro, los ojos, el corazón y los riñones”, señala La Greca.

Daños silenciosos y mortales
Cuidar el cerebro es esencial para evitar daños a largo plazo. Uno de los padecimientos más graves causados por la hipertensión es la encefalopatía hipertensiva; un trastorno que consiste en la inflamación de la masa encefálica que puede llevar al paciente a sufrir de convulsiones, somnolencia o a un estado de coma, si no se trata a tiempo.

Durante las consultas médicas, el especialista debe examinar las retinas de los ojos, ya que es la única zona del cuerpo en la que se puede apreciar claramente el efecto de la hipertensión sobre las arteriolas (pequeños vasos sanguíneos localizados por todo el cuerpo). La retinopatía hipertensiva  es un padecimiento en el que se va disminuyendo el flujo de sangre hacia la retina, lo que puede causar una pérdida gradual de la visión.

El corazón de un paciente con hipertensión no tratada puede sufrir de hipertrofia; o  crecimiento irregular del músculo cardíaco. “La hipertrofia causa un corazón rígido que pierde elasticidad para manejar los volúmenes de sangre; a la larga, esto puede llevar a una insuficiencia cardíaca.”, señala La Greca.

La insuficiencia renal crónica que puede detonarse por no tratar la hipertensión es muy peligrosa, ya que no presenta síntomas visibles hasta que se ha perdido más del 70% de la función renal. Entre los exámenes regulares de un paciente hipertenso debe incluirse un análisis de orina que detecte los niveles de células sanguíneas y de albúmina presentes, un signo temprano de la lesión renal.

Antihipertensivo que protege
Existe una gama de medicamentos para controlar la hipertensión que contienen un compuesto protector para estos delicados órganos. El olmersartán  es un bloqueador de los receptores de angiotensina II, una sustancia que causa estrechamiento de los vasos sanguíneos, y serios daños a nivel de las células del corazón, cerebro, retina y riñones.

“El olmersartán evita que la angiotensina II haga conexión con sus receptores y, en su lugar, estimula otros receptores que generan vasodilatación y efectos anti inflamatorios muy beneficiosos para los órganos blanco; de esa forma, esta sustancia no está libre en la sangre, buscando dónde hacernos daño sino que genera efectos inversos y benignos.”, explica La Greca.

Es esencial que el paciente complemente la ingesta del medicamento recetado con cambios en su estilo de vida, tales como: una dieta baja en sal, mantener una rutina de ejercicio, dejar el cigarrillo y monitorear de forma periódica la presión arterial. Con estos consejos, todos los órganos, incluyendo los que son blanco de la hipertensión, estarán bien protegidos por mucho tiempo.