El paciente con dislipidemia requiere un manejo integral de su condición

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La dislipidemia es el trastorno de los lípidos y de las grasas que incluye los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno) LDL (colesterol malo) y los triglicéridos. En Venezuela, se registran alteraciones de estos 3 tipos de lípidos (Dislipidemia Mixta) debido a factores hereditarios, que predisponen a tener los niveles lipídicos altos, el estilo de vida, la alimentación, la obesidad, el sedentarismo y al exceso de ingesta de grasas y carbohidratos.


La dislipidemia es asintomática y es necesario que las personas con antecedentes familiares de Enfermedades Cardiovasculares, ECV, se realicen chequeos desde temprana edad para evaluar los  niveles de los lípidos. En el caso de las personas que no tienen rasgos hereditarios muy marcados pero que son sedentarios, con hábitos inadecuados de alimentación y con un abdomen prominente deben, igualmente, preocuparse.

Según el estudio Latinomericano Interheart, las alteraciones de los lípidos son la primera causa de infarto. Es por ello, que es de vital importancia tratar a tiempo la patología a fin de evitar futuras afecciones cardíacas. 

El paciente diagnosticado con este disturbio metabólico debe recibir un manejo integral, multidisciplinario e individualizado, pues está condición no sólo requiere de la intervención del médico cardiólogo, para que indique las medidas de tratamiento necesarias, y también, de un nutricionista, quien le orientará sobre el régimen dietético que más se adapte a su situación. Así mismo, el experto debe elaborar un perfil de riesgo del paciente, es decir, evaluar si existen otros elementos que agraven su cuadro clínico como la hipertensión o la diabetes, y si es así, atender, también, estas enfermedades. 

Este perfil de riesgo del paciente (personas con mayores probabilidades de ECV deben tener niveles de LDL colesterol por debajo de 70 mg/dl), igualmente, ayudará a establecer si se requiere prevención primaria, pacientes sin antecedentes de eventos coronarios, o secundaria, personas que ya hayan sufrido infartos entre otras complicaciones.  Para ambos casos desde el punto de vista farmacológico lo más efectivo, según el Estudio Júpiter (investigación que incluyó 17.802 pacientes de los cuales 2.606 pertenecían a países latinoamericanos; siendo 209 de estos, venezolanos), es el uso de estatina, la cual disminuye en un 70 por ciento los factores de riesgo y la incidencia de problemas cardiovasculares.

El tratamiento para la dislipidemia es permanente, debido a que su interrupción puede significar la aparición de problemas cardiovasculares y enfermedades periféricas, así como, la posibilidad de desarrollar ateroesclerosis.

Cuando a juicio del médico tratante la terapia farmacológica no es suficiente, es vital implementar cambios de estilo de vida. Eliminar las grasas saturadas, disminuir la ingesta de carbohidratos e incluir el consumo de fibras, son entre otras las medidas alimenticias que deben ponerse en práctica. Es imprescindible acompañar estas acciones con actividad física para aumentar el HDL (colesterol bueno) y disminuir las otras fracciones de lípidos, asimismo, si el paciente fuma debe dejar de hacerlo.

Las personas que no padezcan de este flagelo de igual forma pueden tomar en cuenta estas consideraciones, pues sirven para mantener los niveles adecuados de lípidos y, sobre todo, para tener presente que la medicina preventiva puede hacer la diferencia en el comportamiento del corazón.

Fuente:
Laboratorios AstraZeneca
Dra. Maritza Durán, Médico Internista
Dr. Carlos Ponte, Médico Cardiólogo
Dra. Jesus Isea, Médico Cardiólogo
Dr. Carlos Carrera, Médico Endocrinólogo
http://es.wikipedia.org/wiki/Dislipidemia

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