Como ser madre de un hijo con discapacidad … y no morir en el intento

Pero… ¿qué pasa cuando además somos madres de hijos que no tienen discapacidades? …pues que las cosas se complican.

Porque somos las madres de unos hijos que llegan a casa y se encuentran que mas del 60 % del tiempo que tenemos se lo dedicamos al hermano o hermana. Porque los que ya estaban ven como se les reduce a menos de la mitad el 100 % que tenían.

Y aunque con el tiempo se acostumbren, siempre de alguna manera te lo reclaman, a lo cual te ves impotente, porque no puedes partirte en más trozos de los que ya estás.

Por las mañanas no quieren levantarse para ir al colegio, y cuando se levantan llevan unos morros que parecen un oso hormiguero.

Quieren que les hagamos las coletas pero gritan pidiendo auxilio porque les estiramos del pelo.

No quieren desayunar.

Hacen la pataleta porque quieren ponerse la ropa que no es de la temporada.

No recogen sus juguetes, tiran la mochila y el abrigo, en vez de colgarlos; no arreglan su habitación.

Te contestan con no quiero, o espera… cuando les mandas hacer alguna cosa.

Solo quieren ver la tele, no hacen los deberes del cole o por el contrario estudian como locos para sacar buenas notas, etc. etc.

Y con cosas como éstas y otras mas, pasas los años esperando que maduren y entiendan el problema. Y maduran incluso demasiado deprisa.

Y mas o menos lo entienden, pero hoy están reclamando nuestra atención de mil maneras y pasan de ser protectores y segundos padres-madres de su hermano o hermana, a gritarles y obligarlos a hacer cosas que no pueden hacer y reprocharnos que los tenemos muy mimados y que les dejamos hacer todo lo que quieren y que no hacen trabajos de casa, como a ellos les obligamos a hacer.

Ellos y ellas no lo tienen fácil, pero nosotras intentamos sobrevivir.

Encarna Hurtado, la Invisible

FUENTE: http://www.ampa-crespinell.cat/diaris/revista5.pdf