¿Educar para competir o educar para cooperar?

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Cuando hablamos de una educación no competitiva muchos padres y maestros afirman que ante un mundo retador, donde hay menos oportunidades, competir prepara los niños para la vida. Pero debemos preguntarnos ¿para qué clase de vida? ¿queremos para nuestros hijos una sociedad individualista dónde predomine la rivalidad o una dónde prevalezca la cooperación?

¿Dónde está el problema?
Si competir es derrotar a otros y conseguir a cualquier costo el primer lugar, como lo vemos con los deportistas que se dopan, hacen trampa o lesionan a sus contendores, entonces estamos ante una situación que daña al ser humano, violando sus derechos y sus valores.

Cuando se enseña a un niño que lo importante es ganar, estamos formando una persona individualista, que ve a sus compañeros como enemigos a vencer y que sólo va a querer participar en aquellas actividades en las que tiene opción de ganar, dejando a un lado el esfuerzo por mejorar otras destrezas y la alegría de participar en diferentes eventos.

Las competencias tal vez nacieron con el hombre, buscando mostrar y desarrollar sus destrezas en diferentes actividades

En los campamentos es muy frecuente que se desarrollen actividades competitivas que pueden ser motivadoras para algunos y perturbadoras para otros, hacen surgir la vanidad de unos y el sentimiento de fracaso en otros. Manejar adecuadamente estas situaciones es tarea esencial de los guías, para lo cual deben tener presente algunas consideraciones básicas:
•Cada niño es único, especial e irrepetible y no debe ser comparado con otros.
•La meta es tratar de dar lo mejor y no ganar o derrotar al rival.
•Participar es una oportunidad de aprender y compartir.
•Promover la actitud de cooperación enseña a los niños el valor de la solidaridad humana.
•Otorgar valor al esfuerzo individual y grupal, y no sólo al resultado, es vital para la sana competencia.
•Debemos valorar la calidad humana más que el resultado obtenido.

Si tenemos dudas, debemos tener en cuenta que los estudios especializados señalan que quienes tienen mayor éxito en la vida personal y laboral no son, por lo general, los primeros en su clase o en el deporte, sino aquellos que establecen relaciones sólidas, comprenden la importancia de trabajar en equipo, son capaces de motivarse aún en situaciones difíciles y pueden demorar la gratificación persistiendo en el esfuerzo por encima de las circunstancias; características éstas que no desarrollan las personas formadas sólo  para  competir.

Fuente: GRUPO EDUCATIVA

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