
Los costos de los desastres más intensos superan los 2,3 billones de dólares anuales, pero el financiamiento para la prevención sigue siendo peligrosamente baja, advirtió este lunes el Secretario General de la ONU.
En su mensaje para el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, celebrado cada 13 de octubre, António Guterres subrayó que a medida que se acelera la crisis climática, los desastres se multiplican a un ritmo cada vez más devastador y pueden borrar décadas de avances en materia de desarrollo en tan solo unos minutos.
Frente a esta realidad, la ONU pidió “financiar la resiliencia, no los desastres”, destacando que solo el 2% de la ayuda al desarrollo y menos del 1% de los presupuestos públicos se destinan actualmente a la reducción del riesgo.
Un dólar invertido en prevención ahorra cuatro en daños por desastres
En este sentido, Guterres enfatizó que el financiamiento insuficiente para la prevención es “un error de cálculo con devastadoras consecuencias humanas y económicas”, y afirmó que por cada dólar invertido en infraestructura resiliente en los países en desarrollo, se ahorran cuatro dólares cuando ocurren las catástrofes.
Los gobiernos y los donantes “deben aumentar urgentemente las inversiones en reducción de riesgos, mientras que los sectores público y privado deben participar en la toma de decisiones”, enfatizó Guterres, llamando a la acción inmediata para abordar el creciente riesgo mediante el aumento de los recursos, a fin de construir “un futuro más seguro y equitativo para todos”.
Proyecto regional latinoamericano
En América Latina, donde los desastres inducidos por el cambio climático se intensifican, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Unión Europea lanzaron hoy la iniciativa Prepárate+, que coloca a la inclusión en el centro de la preparación para calamidades.
El proyecto busca que las mujeres, las personas migrantes y desplazadas y otros grupos marginalizados formen parte de la planificación y de la toma de decisiones para el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria en Colombia, Ecuador, Bolivia y Chile.
“La evidencia es clara: cuando las mujeres y los migrantes son parte de la preparación para los desastres, las comunidades son más fuertes y resilientes”, dijo la directora regional de la OIM para América Latina y el Caribe.
María Moita explicó que Prepárate+ brinda a la región la oportunidad de pasar de un enfoque reactivo a un modelo “verdaderamente inclusivo que garantice que cada voz cuente y que cada vida sea protegida”.
Pese a avances, persisten las brechas en la preparación
Según la OIM, a pesar del progreso alcanzado en la gestión de riesgos de desastre en toda la región, muchas comunidades siguen siendo vulnerables a las crisis por las persistentes brechas en la preparación. Muchas familias siguen sin conocer los planes oficiales de emergencia y la confianza pública en las instituciones sigue siendo limitada.
Esto significa que los grupos más vulnerables, como las mujeres, los migrantes, las personas desplazadas, los adultos mayores, niños y personas con discapacidades, a menudo no están lo suficientemente representados en los esfuerzos de preparación, por más que sean los que más riesgo corren.
La exclusión limita la eficiencia y aumenta los costos
La OIM apuntó que esta exclusión no solamente limita la efectividad de los esfuerzos de respuesta, sino que también aumenta el saldo humano y económico de los desastres, incluidas inundaciones, aludes, incendios forestales, terremotos y turbulencia social.
Pese a esta exclusión, los estudios reconocen progresos alentadores. Por ejemplo, varios países en la región han fortalecido sus marcos legales, las comunidades han desarrollado sus propios mecanismos de adaptación y las mujeres líderes juegan un papel cada vez más preponderante en la preparación para los desastres.
Estas tendencias positivas brindan la oportunidad de desarrollar sistemas mucho más inclusivos y sostenibles para el manejo de los riesgos, que no dejen a nadie atrás.
Riesgos y oportunidades
Los análisis realizados en el ámbito de la iniciativa Prepárate+ ponen de relieve tanto los riesgos como las oportunidades. Revelan que los desastres y los impactos sociales se intensifican por desafíos estructurales como las viviendas informales, el acceso limitado a servicios esenciales, y los medios de subsistencia precarios.
Al mismo tiempo, ponen de relieve de qué manera la gobernanza inclusiva, los marcos legales sólidos y el liderazgo de las mujeres pueden servir de poderosos agentes impulsores de la resiliencia.
El informe global sobre desplazamiento de 2025 reveló que más de 83 millones de personas vivían en situación de desplazamiento en el mundo en 2024. Latinoamérica es una de las regiones más afectadas por los eventos climáticos extremos y la violencia.
Esos datos destacan la necesidad imperiosa de una preparación inclusiva compartida entre los gobiernos, las comunidades, y las organizaciones asociadas con el objetivo de salvar vidas, recalcó la OIM.