El jueves reciente, el Kremlin confirmó la renuncia voluntaria de Dmitri Kozak, vicejefe de la poderosa Administración Presidencial Rusa y uno de los pocos miembros del círculo cercano a Vladímir Putin que se había manifestado abiertamente crítico con la invasión a Ucrania. Esta dimisión marca un hecho sin precedentes, ya que Kozak es la primera figura de alto rango dentro del núcleo de poder ruso que abandona su cargo como protesta contra la llamada «operación militar especial».

Kozak, con más de cuatro décadas ligado al poder y mano derecha de Putin desde sus primeros años en el gobierno, intentó sin éxito persuadir al presidente para detener el conflicto armado. Informes confirmaron que incluso buscó interlocutores occidentales para explorar una posible tregua, señal clara de su desacuerdo con la línea política oficial.

A sus 66 años, la salida de Kozak representa la desaparición de una de las voces moderadas dentro de la Administración Presidencial, dejando el camino más despejado para figuras alineadas con la escalada militar. Su renuncia fue descrita oficialmente como una decisión personal, aunque llegó tras un contexto de creciente presión y casualmente coincide con la publicación de reportes sobre su desacuerdo con la guerra.

Se maneja que Kozak podría asumir próximamente un cargo representativo en el Distrito Federal Noroccidental o retirarse del mundo político para dedicarse al sector empresarial, aunque sus próximos pasos aún no están definidos públicamente.

Este hecho marca un momento clave dentro del Kremlin y refleja la profunda división interna generada por un conflicto que sigue impactando la política rusa y la escena internacional.

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