El ayatolá Alí Jameneí, líder supremo de Irán, se encuentra refugiado en un búnker subterráneo debido a la escalada del conflicto con Israel y la amenaza de ataques estadounidenses, según informan fuentes cercanas al régimen y medios internacionales. Desde este escondite, Jameneí ha nombrado a tres clérigos de alto rango como posibles sucesores para garantizar una transición rápida y ordenada en caso de ser asesinado o eliminado en un ataque.
El líder iraní ha instruido a la Asamblea de Expertos, órgano encargado de elegir al líder supremo, para que seleccione entre estos tres candidatos designados, acelerando así el proceso de sucesión ante la gravedad de la situación. Además, Jameneí ha suspendido las comunicaciones electrónicas y mantiene contacto únicamente a través de un asistente de máxima confianza con sus mandos militares y religiosos, reforzando las medidas de seguridad en medio de la crisis.
Esta decisión se produce en un contexto de intensos bombardeos israelíes sobre territorio iraní, que han causado daños significativos en Teherán y otras zonas estratégicas, y en respuesta a la amenaza latente de ataques directos contra altos mandos del régimen. La familia cercana de Jameneí también habría sido trasladada al búnker ubicado en Lavizan, al noreste de Teherán, para protegerlos de posibles ataques.
El nombramiento de sucesores y la reorganización de la cadena de mando reflejan la intención del líder iraní de preservar la estabilidad del régimen y asegurar la continuidad del poder ante un escenario de guerra que se intensifica día a día en la región.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado que en las próximas dos semanas decidirá si su país se suma a los ataques israelíes contra el programa nuclear iraní, lo que podría aumentar aún más la presión sobre el régimen de Jameneí.
Este movimiento estratégico del líder supremo iraní subraya la gravedad del conflicto y la posibilidad real de un cambio abrupto en el liderazgo de la República Islámica en el corto plazo.
