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El presidente Donald Trump anunció que bombarderos furtivos B-2 Spirit de la Fuerza Aérea de Estados Unidos llevaron a cabo ataques exitosos contra tres instalaciones nucleares estratégicas en Irán, afirmando que estos sitios fueron “completamente y totalmente obliterados”. La ofensiva marca una escalada importante en el conflicto que se intensificó hace una semana con ataques israelíes en territorio iraní.

Los ataques se realizaron con bombas antibúnker GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), municiones guiadas de precisión que pesan aproximadamente 13.600 kilogramos y están diseñadas para penetrar hasta 60 metros de concreto reforzado o roca antes de detonar, destruyendo objetivos subterráneos fuertemente protegidos como la planta de Fordow, ubicada bajo una montaña.

El B-2 Spirit, único bombardero capaz de transportar y lanzar esta bomba, utiliza tecnología furtiva para evadir sistemas de defensa aérea y puede volar misiones intercontinentales sin repostar, llevando una carga útil de hasta 18 toneladas[4][5]. Trump destacó en sus redes sociales que todos los aviones regresaron sin incidentes y felicitó a las fuerzas armadas por la operación, calificándola como un “momento histórico” para Estados Unidos, Israel y el mundo.

Este ataque representa la primera intervención directa estadounidense en el conflicto entre Israel e Irán y refleja una estrecha coordinación con Israel para neutralizar el programa nuclear iraní y limitar su capacidad militar. El presidente Trump tiene previsto ofrecer un discurso a la nación para ampliar detalles sobre la ofensiva y las próximas acciones en esta crisis que mantiene en alerta a la comunidad internacional.

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