
La inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe creció un 7,1% en 2024, alcanzando un total de 188.962 millones de dólares, según informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Esta cantidad representó un promedio del 13,7% de la formación bruta de capital fijo y el 2,8% del PIB regional para ese año, cifras que están por debajo de las registradas durante la década de 2010.
El crecimiento se debió principalmente a las empresas transnacionales ya establecidas en la región, que incrementaron la reinversión de sus utilidades, mientras que la entrada de nuevas inversiones de capital permaneció estancada, reflejando un menor interés de nuevas empresas por instalarse en la región. Asimismo, se observó un aumento en los anuncios de proyectos enfocados en hidrocarburos, mientras que las energías renovables y sectores tecnológicos avanzados perdieron participación.
Brasil y México captaron más del 60% de los flujos de IED, con incrementos del 13,8% y 47,9% respectivamente, siendo los principales receptores. En contraste, otros países sudamericanos como Colombia, Chile y Argentina recibieron menores entradas de inversión en comparación con 2023.
El secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, destacó la necesidad de usar la inversión extranjera directa como una herramienta estratégica dentro de las políticas de desarrollo productivo para lograr un crecimiento más inclusivo, sostenible y productivo. Además, se subrayó la importancia creciente de la inversión en minerales críticos para la transición energética, especialmente en cobre y litio, sectores en los que la región mantiene una posición destacada a nivel mundial.